El Señor Jesús, en este tiempo de cuaresma, nos invita a poner en el centro de nuestra mirada la propia fragilidad. Somos tan frágiles, que a veces nos domina el orgullo y la falta de empatía. Por un lado, existen momentos en que no perdonamos hasta las cosas más pequeñas que nos ofenden, lo cual genera rupturas en nuestras relaciones familiares, de amistad o de compañeros de trabajo o estudio. Y en otras oportunidades, somos indolentes con aquellos sufrientes que nos rodean. Ni siquiera se nos pasa por la mente aquello que puede estar sufriendo el que está a mi lado, o lo frágil que puede ser.

Hoy vivimos en tiempo de pandemia, donde se pone en juego nuestro orgullo y empatía. ¿Somos capaces de vencer el orgullo, y, más allá de las pequeñeces que nos ofenden, mirar a quien me rodea como mi hermano o hermana, y tenderle una mano si lo requiere? ¿Somos cuidadosos con quienes son más frágiles que nosotros, especialmente frente a los riesgos de contraer Covid-19, de manera de evitar contagios y velar por un bien mayor? Estamos ad portas de comenzar un nuevo tiempo de cuarentena total para las ciudades de Coquimbo y La Serena. ¿Estamos dispuestos a tomar en serio los protocolos para evitar contagios, especialmente, no poner en riesgo a quienes son más frágiles?

El Señor nos invita a ser responsables, venciendo el orgullo y la falta de empatía, de manera de promover fuertemente el amor mutuo, la fraternidad y la humildad. Que esta semana pongamos nuestro empeño en reconocernos tal cual somos, frágiles y necesitados; pero que, con la fuerza del Espíritu del Señor, podemos vencer todo nuestro egoísmo.

El Señor les de paz, energía y buena voluntad en todos sus trabajos y quehaceres. Paz y bien.

Hno. Felipe.